Bioelectricidad rural: una posibilidad para algunas provincias

 


Experiencia piloto en Corrientes
El programa permite resolver dos problemas: la falta de combustibles y la eliminación de residuos orgánicos.
En algunas zonas rurales de la Provincia de Corrientes, la provisión de electricidad se realiza mediante instalaciones antiguas y precarias, lo que provoca frecuentes interrupciones en el suministro. La instalación de nuevas centrales térmicas convencionales se torna antieconómica, debido al alto valor del fuel oil utilizado como combustible. Para mejorar el servicio, empresarios de la región proyectan instalar Centrales Eléctricas, de última tecnología, que utilizan como combustible aserrín, astillas y otros desechos de la industria forestal. Las mismas son más económicas que cualquier central que funcione con combustibles líquidos y tienen potencia suficiente para abastecer el consumo de la zona donde se implanten e, incluso, pueden enviar la energía sobrante a los grandes centros urbanos.

La firma brasileña Hamburgo Energía Participaciones, subsidiaria de la alemana CCC Machinery, está construyendo centrales de 12 MW de potencia, que funcionan utilizando como combustible cáscara de arroz. Las mismas están ubicadas en las ciudades de Don Pedrito, Sao Borja y Sao Sepé, Estado de Río Grande do Sul, Brasil. La inversión requerida para cada una de las centrales es de 20 millones de euros. En la ciudad de Río Grande, en el mismo Estado, se instalará una central de 24 MW de potencia, con un presupuesto de 35 millones de euros, que utilizará como combustible desperdicios de la industria forestal.

A través de la estrecha relación que existe entre las autoridades de las ciudades de Sao Borja, Estado de Río Grande do Sul y Santo Tomé, Provincia de Corrientes, se realizaron reuniones entre los empresarios que importaron esta tecnología de Alemania y agroindustriales de la zona. En las mismas se estudió la posibilidad de solucionar dos problemas simultáneamente, la provisión de electricidad y la gestión de los residuos de las agroindustrias.

Algunas agroindustrias, tradicionalmente, queman sus desperdicios a cielo abierto.

Proteger el medioambiente

La eliminación de la necesidad de quemar combustibles fósiles, (gas oil, fuel oil, gas y carbón), en la generación de energía eléctrica reduce las emisiones de gases que producen el Cambio Climático. Por este motivo, en el Protocolo de Kioto, se estableció un sistema de incentivos internacionales, denominados bonos de carbono, que permiten financiar una parte de los emprendimientos.

Para instalar estas centrales se requiere un predio de aproximadamente 6 hectáreas, con acceso pavimentado, agua potable, cercanía con líneas de transmisión de energía eléctrica y una provisión, asegurada mediante contratos, de residuos agroindustriales aptos, por ejemplo aserrín, astillas, cáscara de arroz, etc.

En el año 2006 Argentina importó más de 1,5 millones toneladas de fuel oil para su uso en centrales térmicas, con un costo superior a los 400 millones de dólares. Cada una de las centrales de bioenergía de 12 MW de potencia que se instale permitirá reducir la importación de combustible líquido para generación de energía eléctrica en 15.000 toneladas, representando un ahorro para el país de 4 millones de dólares al año.

En el vasto territorio Argentino existen muchas ciudades, en zonas rurales, que presentan condiciones favorables para la instalación de Centrales Eléctricas de Bioenergía que utilicen como combustibles residuos agroindustriales. Las mismas no solo proporcionarán un servicio eléctrico confiable, sino también posibilitarán a las agroindustrias vecinas obtener un ingreso por la venta de sus residuos.

Publoicado en EL TRIBUNO de SALTA el 18/2/07
Alejandro Albanese , 18/02/2007

 

 

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