En los últimos tres años se ha producido una aceleración del proceso de globalización que, en su extraordinario dinamismo, parece revelar un cambio cualitativo de tipo estructural, que representaría una nueva fase en la historia de la acumulación capitalista.
Lo decisivo es que la producción mundial se fragmenta geográficamente a un ritmo sin precedentes, con el objetivo de minimizar costos.
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Más del 40% del total del comercio internacional de mercancías de los Estados Unidos es ya intrafirma; es realizado por empresas transnacionales norteamericanas que venden productos fragmentados (bienes intermedios), a sus asociadas y afiliadas ubicadas en el resto del mundo.
Asimismo, la mayor fuente de aumento de la productividad de las empresas estadounidenses es resultado de su participación en cadenas globales de producción. El comercio en bienes intermedios de las empresas trasnacionales norteamericanas crece mucho más rápidamente que el de los bienes finales. Los bienes intermedios representan más del 30% del comercio mundial de manufacturas, y hace 10 años eran menos del 20%. En las primeras décadas del siglo pasado, las exportaciones de bienes intermedios eran prácticamente irrelevantes en el comercio mundial. Se calcula que la “especialización vertical” (fabricación de bienes en distintos países realizados por empresas transnacionales) representa ya más de un tercio del crecimiento de las exportaciones mundiales, y la tendencia se acelera.
En los Estados Unidos, hoy, las empresas transnacionales son responsables de más de la mitad de las exportaciones, y en el sector manufacturero la inmensa mayoría de esas exportaciones son bienes intermedios. El 93% de las ventas de las empresas transnacionales norteamericanas manufactureras, a sus asociadas o afiliadas en el resto del mundo, eran en 1999 bienes intermedios para su posterior ensamblaje o procesamiento de bienes finales. Hoy ese porcentaje es casi el 100%. Estados Unidos dejó de vender al exterior “autos norteamericanos”, y sucede lo mismo, cada vez más, con el conjunto de las exportaciones industriales estadounidenses.
Las transnacionales norteamericanas representan ya el 40% del producto de todas las empresas no financieras de EEUU, así como la totalidad, prácticamente, del aumento de la productividad del trabajo de ese sector en los últimos 10 años. El sector transnacional representó el 100% del incremento de la productividad del trabajo de toda la economía norteamericana entre 1995/2005, salvo la del área agrícola. Significa que este sector duplica la productividad del resto, y que su participación en el incremento de la productividad es más del doble que su contribución al producto.
En los últimos 10 años, la economía norteamericana, en lo que hace al incremento de la productividad, muestra que la propiedad -nacional o extranjera- de una empresa carece de relevancia; lo decisivo no es si son extranjeras o estadounidenses, sino si integran o no las redes globales de producción.
Productividad en Estados Unidos
“La economía de los Estados Unidos ha experimentado en los últimos 10 años un boom de productividad. La productividad del trabajo ha crecido aceleradamente de 1.5% anual a mediados de los 90 a un asombroso ritmo de 3.5% o más en los últimos tres años. Si se toma en conjunto, el crecimiento de la productividad de la ultima década se equipara al mejor desempeño en tiempo de paz de los últimos 100 años”, sostiene Goldman Sachs.
Precisa Goldman Sachs: “durante la última parte de la década del 90, el capital hundido (“capital deepening”) fue responsable de la mayor parte del crecimiento de la productividad, en la medida en que las empresas compraban nuevos equipos y aplicaban nuevas tecnologías. Pero los datos sugieren que la composición del crecimiento de la productividad ha cambiado en los últimos años, con un aumento de la Productividad de la Totalidad de los Factores (PTF) que crece casi 2% por año. Este auge de la PTF sugiere que la naturaleza de las ganancias de productividad se está modificando; y pasa de utilizar la tecnología para aumentar la eficacia en la realización de las actuales actividades empresarias, al completo rediseño de los procesos y sistemas industriales, con el objeto de alcanzar el pleno potencial que ofrecen estas tecnologías.”
El actual ciclo expansivo de la economía norteamericana –es su cuarto año de crecimiento consecutivo- revela una novedad histórica estructural. En los 11 ciclos previos de carácter expansivo desde la Segunda Guerra Mundial, más de un tercio de todas las ganancias de productividad tuvieron lugar en el primer año de expansión. En cambio en éste la productividad, en vez de disminuir tras la etapa inicial del ciclo, tiende a aumentar en la posterior. La productividad estadounidense creció 2.75% anual promedio entre 1998 y el 2002; y luego se aceleró, hasta alcanzar 4% anual en el 2002 y permanecer por encima del 3% en el 2003 y el 2004.
“Estados Unidos es el país más productivo del mundo”, dice Edward P. Lazear, presidente del Council of Economic Advisers. “El producto bruto per capita norteamericano es aproximadamente 30% mayor que el de los países desarrollados de la Europa de los 15 y Japón.”
La cuestión no es sólo que la productividad norteamericana es la más alta del mundo. “Lo verdaderamente notable –subraya Edward P. Lazear- es que este crecimiento tiene lugar en un país que ya está en la cima de la pirámide global de productividad. Lograr altas tasas de crecimiento de la productividad es más fácil para los países que pueden imitar (“mimic”) los logros tecnológicos de otros países; y así disfrutar de rápidas ganancias de productividad, al menos en el corto plazo. Pero para el país que ya lidera al mundo en productividad, un logro semejante es verdaderamente asombroso”.
Goldman Sachs prevé que el aumento de la productividad estadounidense de los últimos 10 años (2.9% anual o más, de carácter estructural), persistirá en la próxima década; y ello se debe a que el ciclo de rápida innovación tecnológica del procesamiento de la información y los avances de las telecomunicaciones de los últimos 15 años están solo en la etapa inicial.
Los microprocesadores más avanzados de 1965 disponían de pocos miles de transistores; hoy tienen más de un billón, y el precio de ambos es semejante. En relación a la calidad (precio/performance), los bienes de capital de tecnología de información son hoy mucho más baratos que los que no incorporan esa tecnología. “En lo que se refiere a la innovación, las perspectivas son cada vez más brillantes. Uno de los rasgos salientes del boom de la tecnología de la información es la vigencia de la “Ley de Moore”, la predicción de que el número de transistores de un chip se duplicará cada 18/24 meses, y su precio caerá a la mitad”, sostiene Goldman Sachs.
El boom de productividad norteamericano tiene lugar en el país que se encuentra en la frontera del sistema capitalista global. Lo decisivo de este boom, surgido en los últimos 10 años, es que se trata de un fenómeno esencialmente norteamericano, que no se extiende al resto de los países avanzados, ni a Europa ni a Japón. Tiene, en este sentido, un significado histórico semejante al de la Primera Revolución Industrial (1780-1840), que fue un fenómeno básicamente británico, ni europeo ni norteamericano.
El boom de productividad estadounidense establece el estándar más avanzado de la economía mundial en su actual fase de globalización, al que todos los demás países y regiones intentan converger, con éxito dispar.
“En el capitalismo, sistema orientado al mercado mundial, en cada época histórica hay siempre un vector fundamental”, dice Marx en los Grundrisse. Ese vector hoy es lo que sucede en EEUU en materia de aumento de la productividad.
Centro y periferia
La transnacionalización acelerada de la economía norteamericana tiene su correlato en la creciente irrelevancia de la distinción tradicional entre “centro” y “periferia” de la economía mundial. El boom exportador chino se manifiesta cada vez más en una ecuación con dos componentes: trasnacionalización y alta tecnología. El 60% de las exportaciones chinas es obra de las empresas transnacionales, y el 30% de sus exportaciones son productos de alta tecnología; y en este sector que, de lejos, es el de más rápido crecimiento, la participación de las transnacionales es 80/90% o más.
En una perspectiva de largo plazo, la ecuación característica del sector exportador chino es más relevante que el traslado masivo de la capacidad industrial del mundo a los países emergentes. Hoy esa capacidad es el 50% del total mundial; y en 10 años va a ser el 60% o más. Es el despliegue mundial de la Revolución Industrial que comenzó en Gran Bretaña en 1780, y que llegó ahora al Asia-Pacífico.
La punta de lanza de ese despliegue histórico de la industrialización en el mundo se manifiesta cada vez más en la ecuación característica del boom exportador chino que, a través de la dupla transnacionalización/alta tecnología, se tranforma en un proceso de convergencia con la avanzada del sistema -Estados Unidos-, que adquiere características de integración horizontal. Ya no se trata de una convergencia de los “países periféricos” hacia el “centro” del sistema, desde abajo hacia arriba (del atraso hacia la modernidad). Es un fenómeno histórico de nuevo tipo, en el que la convergencia deja paso a una integración de tipo horizontal, dentro de las mismas cadenas de producción transnacional.
Lo que esta sucediendo es, quizás, la emergencia de una nueva fase de la acumulación capitalista, de una etapa post-globalización, en la que predominan cada vez más, en la frontera del sistema, gigantescos holdings globales, completamente autónomos respecto a las economías nacionales, que concentran la alta tecnología y el auge de la productividad.
*Presidente del Instituto de Planeamiento Estratégico
Bibliografía:
Carol Corrado, Paul Lengermann and Larry Slifman, “The Contribution of MNCs to U.S. Productivity Growth, 1977-2000”. Federal Reserve Board, Washington D.C. July 18, 2005.
Gordon H. Hanson, Raymond J. Mataloni, Jr, Matthew J. Slaughter, “Vertical Production Networks in Multinational Firms”, Working Paper 9723, National Bureau of Economic Research, May 2003.
Edward P. Lazear, “A Success Story: American Productivity”, Council of Economic Advisers, 13 de Julio del 2006.
Goldman Sachs, “The US Productivity Boom: Far From Finished”, Global Economics Paper No. 143, 17 de Julio del 2006.
Publicado en INDICADORES de COYUNTURA de la FUNDACIÓN FIEL , Noviembre 2006
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Jorge Castro , 20/11/2006 |
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